La principal consecuencia de una exposición continua a sonidos de intensidad elevada se traduce en el aumento del umbral de audición o pérdida auditiva y en consecuencia, en la mayor dificultad para escuchar los sonidos de baja intensidad, lo que provoca a largo plazo hipoacusia y sordera.

No tratar la pérdida auditiva puede llevar a una reducción significativa de la calidad de vida, especialmente en términos de contacto social y bienestar mental. Las investigaciones muestran que las personas con pérdida auditiva que no han sido tratadas sufren de:

• Consecuencias psicológicas y sociales: Tristeza, miedo y ansiedad, reducción de la actividad social, inestabilidad emocional e inseguridad, problemas de concentración.
• Consecuencias físicas: Fatiga y agotamiento, dolor de cabeza y muscular, vértigo, estrés y aumento de la presión arterial, falta de sueño, problemas de estómago.

Los síntomas descritos aquí no necesariamente vienen seguidos de una pérdida auditiva; en cualquier caso, se notifican frecuentemente. Las personas con pérdida auditiva deben prestar especial atención al bienestar mental. Si tienes perdida auditiva y sufres de alguno de los síntomas descritos arriba, por favor contacta con tu médico especialista para que te explique cómo se puede prevenir con los protectores in-ear y los in-ear monitor.